Dicen que los buenos libros son los que trascienden a su tiempo, los que cuentan o tratan diversos dramas universales y que pueden ser leídos identificándose con el contorno y viviendo dentro de él, es el caso del libro que encontré entre los estantes de un supermercado hace unos días: El otro sendero, de Hernando de Soto, que a pesar de haber sido publicado en 1986 sigue vigente hasta nuestros días.
En la obra se describe el problema de la informalidad en el Perú, de cómo los ambulantes de Lima dominan la distribución minorista de los artículos de consumo popular, de cómo los transportistas informales han logrado dominar el 93% del transporte urbano, definición de los derechos de propiedad, entre otros temas tomando como contexto el final de la década de los 70s y los primeros años de los 80s, todo esto aplicable en su mayor parte a nuestra realidad actual.
En los capítulos del libro aparece también un ejemplo practico de cómo una empresa del rubro textil (creada especialmente para experimentar) se desea constituir de manera formal para poder así comprobar los costos de los tramites previos a la constitución de dicha empresa. Se decidió tramitar sin intermediarios, vale decir “sin aceitar a nadie”, como lo haría un ciudadano digno, con valores, que piensa que “la coima” es algo que va en contra de sus principios y como era de esperarse los resultados fueron impresionantes: el tramite duro 289 días, el costo de aproximadamente $1200 dólares y una perdida de tiempo considerable.
Este ejemplo puede ser aplicable hoy en dia a la manera de hacer los tramites ya sea en municipalidades, registros públicos, Reniec o posiblemente si alguna persona quisiera realmente hacer las cosas “a la legal” como la mayoría de Nikkeis que tal vez usen intermediarios o manden a otros para “aceitar” los tramites, pues o son muy “asados” para preguntar “¿Cómo es?” o en realidad creen que las propinas a los funcionarios es algo malo (en el caso de estos últimos si van a necesitar dosis de paciencia extrema); por que en nuestro país a pesar de haber pasado casi tres décadas de haber sido publicado el libro de Hernando de Soto, las cosas no han variado mucho: no hay ambulantes pero hay informalidad, la infraestructura de los lugares públicos se han adaptado a la modernidad, usando computadoras y tecnología, pero hay todo un lenguaje subterráneo en los juzgados, en las municipalidades y en todo lugar del estado en donde se realicen tramites.
Para la mayoría de Nikkei que tienen negocios o que tal vez hayan regresado del Japón y quieran constituir su empresa ¿es mejor hacer los tramites correctamente, sin dar propinas ni dinero de mas (y esperar buen tiempo hasta el hartazgo) o es mejor adaptarse a la cruda realidad y caer en el juego de “aceitar” los tramites, cayendo en la doble moral, en el sistema de la informalidad constituida?
Al final cada uno escribe su historia.
Y como dice Mario Vargas Llosa en un elogio encendido al libro de Hernando de Soto (cuando aun eran amigos): “A veces los economistas cuentan mejores historias que los novelistas. La que refiere Hernando de Soto es una de esas”.
Es cierto, es la historia del Perú, es la historia sin fin.
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