sábado, 29 de enero de 2011

DE COMO DEBERÌAMOS MODIFICAR LAS PALABRAS

Cómo un articulo complementario( parece que en esta era de la informática el destino se encarga de proponer soluciones) a una nota anterior que escribí acerca de la mal utilizada palabra (ainoko), en la edición de febrero 2011 de la revista Mercado Latino han sido publicados dos artículos muy puntuales acerca del tema.

El primero se basa en la realización de un filme llamado “hafu” por la cineasta Lara Pérez Takagi, de padre español y madre japonesa, (www.hafufilm.com) en donde nos narrará las vivencias de cinco jóvenes “hafus” que viven inmersos en una cada vez más cambiante sociedad japonesa. Una de ellas es la historia de David, un joven de raza mixta que nació en Ghana y que fue trasladado a Tokio en donde por dificultades de su familia para adaptarse, sus padres se separaron cuando él tenía diez años.

Otra historia es la de la mexicana Gabriela (37) y el japonés Tetsuya Oi (41) que se enamoraron y se casaron en los EE.UU para posteriormente trasladarse a Nagoya. La del joven de padre venezolano y madre japonesa nacido en Venezuela y posteriormente casado con otra “hafu” dará origen a otra historia de un matrimonio multicultural.

Por lo pronto los cineastas siguen desarrollando otros dos casos: de una “hafu” australiana-japonesa y de otro personaje bi-racial con mezcla asiática.

En las ultimas décadas, en donde el Japón es sumamente multicultural por las diferentes migraciones, el tema “hafu” es algo totalmente normal en las grandes urbes, ya hasta inclusive han ideado el termino para referirse a personas de raza mixta, una definición que acertadamente la educadora radicada en el Japón Marcela Lamadrid de Matsumura propone con buenos argumentos que la definición no debería ser “hafu” (mitad) sino más bien “doburu” pues su hijo pertenece a dos países pues ella es mexicana y su esposo japonés. Cito el articulo: (www.mercadolatino.jp) edición febrero 2011, pagina 132.

En su papel de educadora, viviendo en el Japón contemporáneo y experimentando dentro de su propia familia el tema tratado, no hay una persona más calificada para hallar definiciones que desafíen los miedos internos, los comentarios ignorantes y por lo tanto desarrollar una identidad sana dentro de la pluriculturalidad de una sociedad que se ha mantenido homogénea por décadas, ya sea por historia, posición geográfica u otras razones.

Los países del primer mundo generalmente son gobernados por grupos de derecha o de extrema derecha que por vasos comunicantes muy sutiles inculcan en la mentalidad de los estudiantes el conservadurismo y la xenofobia (que es diferente al racismo, por ejemplo los nikkeis somos gaijines en Japón) por lo tanto, en una sociedad otrora homogénea, el temor al que viene de afuera es inminente, por educación familiar, sutilmente por educación adquirida, por orgullo nacional u otros medios, por lo tanto, no creo que haya una forma mejor de definir a los nacidos de matrimonios mixtos en el Japón, pues en esta era de la información, globalización y comunicaciones, el hecho de pertenecer a dos culturas enriquece muchísimo al ser humano en lugar de rebajarlo a la mitad. Por supuesto que estamos tratando el tema dentro del contexto japonés, un país del primer mundo, al otro lado del océano y con patrones de vidas sumamente diferentes a los que estamos acostumbrados nosotros.

Entonces regresemos a nuestra realidad. En una nota anterior había comentado acerca de la mal utilizada palabra “ainoko”, un término que lamentablemente hemos heredado erróneamente por nuestros antepasados para referirse a los matrimonios mixtos dentro de nuestro contexto. ¿Qué comentarios nos daría una persona como la Sra Marcela Lamadrid (si ella ya considera que el termino “hafu” disminuye a la mitad la riqueza cultural que estas personas tienen) si supiera que la definición que le damos dentro de nuestra a la colectividad a las personas nacidas de matrimonios mixtos ni siquiera es “hafu” sino más bien “ainoko”?

Nuestra colectividad nikkei tiene una historia rica a lo largo del tiempo en donde ha habido etapas duras, como también de esfuerzo, de progreso y de unificación, desarrollando diversas instituciones, promoviendo valores y heredándonos un legado tan completo que nos hace sentir orgulloso de ella. Pero también tiene sus “cositas”. Hay que seguir puliéndola y descartar determinadas cosas para que sea aun mejor y sigamos adelante.

Por lo pronto, en la medida de lo posible, prometo a los lectores una próxima entrevista con la Sra Marcela Lamadrid de Matsumura para enriquecer nuestras ideas e intercambiar experiencias e información.

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