viernes, 20 de agosto de 2010

LUDOPATIA: UN TEMA QUE NO ES JUEGO.

Hace unos días, en una reunión rociada con bastante cerveza, un amigo mío al que no veía años atrás se sincero conmigo y me confeso su debilidad por el juego. En el tiempo que deje de verlo, pensé que ya había superado dicha afición o hobby o pasatiempo o como quiera llamarse, pues nuestra diversión era ir de amanecida a las famosas maquinas tragamonedas.
Esta “diversión” es muy común entre los nikkeis de diversas edades, ya que somos propensos a toda diversión en la que el azar y el dinero vayan entrelazados: del simple “casinito” apostando céntimos hasta las grandes mesas de juego.

La pregunta es ¿Cuál es la delgada línea que separa del jugador de fin de semana del jugador empedernido?.

El gran problema de esta diversión, de las largas horas y amanecidas enteras en los tragamonedas es que el juego es un medio, no es un fin. Por ejemplo, si una persona ya conocedora del tema llega al casino y en la primera jugada gana pongamos un premio de quinientos soles ¿tendrá esta persona la suficiente fuerza de voluntad de levantarse e irse a su casa?. Posiblemente no, pues pensara que ese día es su día de suerte, además de no haberse sumergido en aquel éxtasis de ver rodar las jugadas. El juego es eso, un medio, un momento en el cual sumergirse en ese estado de catarsis en el cual las horas son imperceptibles y la mente se proyecta en pensamientos mas acelerados. Ya el dinero y los pensamientos lógicos están de más, pues todos saben que van a perder pero aun así van a sumergirse en ese mar de ilusiones multicolores.

Así como mi amigo, que decidió recurrir a este escriba, pues yo entendía como era ese vicio. (Gracias a Dios que supe re-orientar mis impulsos al vicio de escribir), es bueno que aquellas personas que ya no puedan controlar sus impulsos, acudan a profesionales en la materia, pues el tema de la ludopatía no es cosa de juego. Tras de el viene una serie de problemas: deudas sin pagar, estafas, prostitución entre otras cosas peores.

Lo bueno es que gracias al alcohol (otro vicio menos agresivo económicamente), este amigo se sincero y busco ayuda. ¿Cuántas personas hay dentro de nuestra comunidad que lleva aquella gran cruz del juego en silencio?

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